domingo, 14 de noviembre de 2010

Psicología futbolística: Gestión de la lista negra

En la mayoría de equipos suele existir un grupo de jugadores normalmente apartados del terreno de juego, jugadores descartados por el propio técnico que finalmente termina sumiéndolos en el ostracismo y comúnmente denominados por la prensa como “La lista negra”.
Son situaciones complicadas para cualquier entrenador, debemos saber controlar los egos de los jugadores para evitar que una posible mala conducta afecte al rendimiento en general de la plantilla al igual que la propia motivación del jugador.



Uno de los principales objetivos para el entrenador es desmentir esa llamada lista negra comentando al jugador que simplemente tiene que ganarse el puesto, hacerle entender que tiene a otros jugadores por delante y que debe entrenar duro a corto y medio plazo para poder tener protagonismo en el ámbito deportivo del club, pero ante todo, hacerle saber que cualquiera puede entrar y salir del once.
En definitiva, intentar motivar al jugador para optimizar su rendimiento y lograr evitar una desmoralización que pueda afectar al conjunto.

Debemos apoyar al jugador, pese a que apenas contemos con él intentar mostrar nuestra predisposición a confiar en él tras una posible mejoría.
Tras mostrar nuestro apoyo, lo normal es que el jugador muestre su profesionalidad y se comporte sin realizar declaraciones contra el entrenador o el equipo o sin empeorar su ritmo de entrenamientos.
Los jugadores poco profesionales son un arma peligrosa hasta para los equipos muy unidos, pueden hacer que un vestuario unido empiece a desquebrajarse por lo que lo principal sería intentar controlar al jugador, tanto con advertencias o incluso multas internas.
En caso de no existir una mejoría por parte del jugador debemos comunicar a la directiva su mal comportamiento e intentar desprenderse del jugador lo antes posible.

El jugador debe tener claro su rol en el equipo sin intentar aspirar a ser la estrella del equipo, un comportamiento colectivo sería lo óptimo.
El jugador debe demostrar en las oportunidades que le brindemos en que sigue pensando en la buena actuación colectiva antes que la individual.
Un individualismo que puede crecer si se ve relacionado por la prensa en rumores de traspaso, algo que debemos hablar con el jugador e intentar desviar de sus pensamientos ya que es un profesional y debe trabajar para su equipo actual y no sus estadísticas cara al futuro.

Todos los marcados en la “lista negra” deben saber que en el fútbol suelen existir picos y que un jugador del once inicial puede pasar por una mala racha, sanción o una lesión por lo que en cualquier momento los no habituales podrían tener entrada en el equipo.
Por lo que como antes comentamos, unos entrenamientos al máximo al margen de sus minutos en los partidos tienen que ser algo totalmente exigido.

Los jugadores deben saber que el fútbol es impredecible y que la opinión que puede tener el entrenador sobre él en septiembre puede cambiar totalmente en junio.
Todos los jugadores deben esforzarse por intentar cambiar la perspectiva que tiene el entrenador sobre ellos, intentando poco a poco impresionar al entrenador para ganarse minutos.

Una lista negra puede ser un calvario para el entrenador, algo que puede desestabilizar cualquier equipo, por lo que es una de las principales situaciones a manejar por el técnico.
Una situación que debemos calmar, restar importancia y motivar.
Son momentos complicados para cualquiera pero ante todo tanto el entrenador como el jugador deben mantener la tranquilidad y trabajar juntos por un mismo objetivo: el bien del equipo.

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