jueves, 2 de febrero de 2012

Un año de penurias para Torres en el Chelsea

Han transcurrido ya más de 365 días desde que Fernando Torres emprendiera su aventura en el Chelsea desde Anfield Road. Atrás dejaba el cariño de The Kop en busca de la gloria en un equipo de aspiraciones máximas.
En el camino hasta Stamford Bridge olvidó traerse consigo el arsenal básico de todo delantero: el gol. El nueve con precio de crack, alrededor de 60 millones de euros, lleva un año sin dar con el rastro del olfato perdido en un trayecto tan largo como el que separa Liverpool de Londres.

En el Chelsea aún esperan al killer del área que perforaba sin compasión cualquier portería con la camiseta del Atlético de Madrid y en el conjunto Red. Sus números actuales son un fiel reflejo de una realidad del Niño, que en nada se corresponde con la del pasado. En su club de origen en 249 apariciones hizo 91 goles y en el Liverpool marcó 81 dianas en 142 compromisos. Hasta aquí estaríamos hablando de un jugador de talla mundial.

El cambio drástico se produjo desde que cambiara de disfraz por uno azul. Parece ser un color gafe para Torres, contradiciendo al dicho popular que habla del amarillo, porque desde que se convirtiera en el fichaje más caro en la historia de la Premier le persigue una preocupante racha de negatividad absoluta.

El don del gol ha desaparecido de sus botas porque en 42 partidos suma tan sólo 5 tantos, lo que le aleja según los pronósticos de fútbol del Pichichi de la Premier League. Aquí  empieza la historia de un jugador discreto con mucho por demostrar. No sólo a la afición de su actual club, sino también a sí mismo ante tanta crítica en la prensa británica.

El de Fuenlabrada sabe que su titularidad y continuidad en el Chelsea, una de las apuestas en Premier League, está en constante debate como su vuelta a la Selección de cara a la Eurocopa. El buen hacer de otros atacantes nacionales a día de hoy les pone en primera línea para beneficiarse en Polonia y Ucrania de las asistencias de Xavi, como la que tuvo él en la final contra Alemania.

En un análisis más pormenorizado el culpable no es sólo el propio futbolista. Alguien que destaca por la potencia y la velocidad no sale muy reforzado dentro del estilo que ha impuesto André Villas-Boas en el Chelsea. La táctica que le viene como anillo al dedo es el contragolpe, la que por otro lado sí usaba el Liverpool. A Torres le persigue el mal de Radamel Falcao durante la era Gregorio Manzano.

El colombiano hecho para recibir balones desde las bandas en boca de gol sobrevivió como pudo hasta el aterrizaje de Simeone, que ha sabido interpretar mejor sus necesidades.

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