lunes, 26 de noviembre de 2018

Promesas: Kik Pierie


• Nombre: Kik Pierie
• Fecha de nacimiento: 20 de julio del 2000 (18 años)
• Lugar de nacimiento: Boston (USA) 
• Club actual: SC Heerenveen (1ª división holandesa)
• Altura: 1,83 m.
• Demarcación: Defensa central/lateral izquierdo
• Fin de contrato: 30/06/2021
• Internacional: Sub'19 con Holanda (10 partidos)


En los últimos meses hemos comprobado como Holanda ha pasado de ser una selección con serias dudas defensivas a juntar en su centro de la zaga a uno de los centrales más dominadores del panorama europeo actual junto a un joven llamado a marcar una época en la próxima década, esos hombres son los Virgil Van Dijk y Matthijs de Ligt; dos irrupciones que han convertido al conjunto de Ronald Koeman en una selección mucho más fiable y segura; desde los cimientos se comienza a construir un equipo que puede encontrarse ante la irrupción de una nueva figura de total fiabilidad para su zaga, os hablo de Kik Pierie.

Aunque nacido en Boston debido a la profesión de su padre como profesor en la universidad de Harvard, Kik Pierie es un joven de 18 años de origen holandés que volvió a su país de origen con tan solo un año de vida; pero más allá de datos biográficos estamos hablando de la posible próxima gran irrupción de un nuevo central holandés de plenas garantías, Pierie cuenta con el añadido de subir su cotización al tratarse de un central zurdo con capacidad para salir con el balón jugado y un marcado rol de central moderno con buen pie y tranquilidad en la salida.

A sus tempranos 18 años Kik Pierie se ha convertido en un fijo del Heerenveen de Jan Olde Riekerink, su irrupción como central la pasada campaña fue una de las notas positivas del conjunto holandés y está temporada sigue apuntando esas buenas sensaciones desde el lateral izquierdo. Su desparpajo y fiabilidad parecen impropios de un jugador en edad juvenil, destaca por su salida y capacidad para filtrar pases entre líneas desde el centro de la zaga junto a un desplazamiento en largo que lo convierte en un gran recurso para iniciar jugadas desde la base.

Cuando es imposible trazar una jugada en base a la circulación Pierie no duda en aventurarse en conducciones tratando de romper líneas, una habilidad que adquirió y potenció en las categorías inferiores holandesas y que esta temporada está sabiendo aprovechar debido a su rol como lateral izquierdo en el conjunto de Riekerink, es por ello que nos encontramos ante un central con una polivalencia destacable debido a su capacidad para adaptarse al lateral y rendir a un nivel más que notable. Uno de los grandes motivos para ello es un físico bastante destacable y una capacidad de achicar espacios y jugar con metros a su espalda sin sufrir que lo convierten en un comodín tremendamente preciado.

Su gran punto negro por el momento es a la hora de defender centros laterales y balones frontales, asignatura en la que no se le termina de ver cómodo y que lo convierten en un defensor que sufre por alto, junto a ello es un central que en ocasiones hace de una de sus virtudes, la anticipación, uno de sus problemas debido a abandonar la posición y dejarla abandonada en ocasiones en las que no parece la opción más sensata, necesita experiencia y compañeros a su lado que puedan corregir sus fallos tácticos y salidas de posición en momentos poco oportunos, un defecto que únicamente requiere de tiempo y minutos para ir puliéndolo.

Habitual en las inferiores de Holanda, ya se ha convertido en capitán de la selección sub’19 convirtiéndose en jefe de la zaga y en uno de los pilares del combinado “orange”. Su irrupción como central en el Heerenveen ha dado paso esta temporada a un lateral izquierdo de recorrido y excelente manejo de balón, un jovencísimo defensa de 18 años que comienza a despuntar en la Eredivisie por su polivalencia y unas condiciones que le pueden convertir en el próximo gran producto defensivo para el combinado nacional.



jueves, 9 de agosto de 2018

El caso Sidnei: de Krasnodar a Sevilla


El fútbol es un deporte caprichoso por antonomasia, el paso de Sidnei por Coruña bien podría ser tildado como uno de tantos giros inesperados en los que una situación positiva y de alegría colectiva para los aficionados del club se acaba volviendo un dolor de cabeza. Nos situamos en agosto de 2016, la felicidad corría por las calles coruñesas tras conocer la noticia de que el club gallego conseguía retener al brasileño tras un intento de fichaje del Valencia; 6’5 millones pagados al Benfica eran los culpables de que Sidnei pasase a ser absoluta propiedad del Deportivo convirtiéndose en uno de los buques insignia del proyecto de Richard Barral y rechazando a un Valencia que poco tiempo atrás ya había intentado llevarse sin éxito a otro hombre importante del club, Pedro Mosquera.


La apuesta del club coruñés por el brasileño era clara y la consecución de la continuidad en el equipo era vista como un golpe en la mesa del Deportivo a la hora de demostrar capacidad para retener a sus mejores hombres y mostrar continuidad en un proyecto que parecía comenzar a dar muestras de optimismo, Sidnei se había convertido por méritos propios en uno de los centrales más apetecibles de la liga española y en un jugador de rendimiento contrastado. Como central corrector había destacado en Riazor, un jugador con un físico imponente y una punta de velocidad casi impropia para un central de sus condiciones, con campo a sus espaldas bien podría ser considerado uno de los mejores defensores de la competición, es así como semana tras semana comenzó a demostrar que a campo abierto era un seguro de vida, mostrando en numerosas ocasiones su eficacia para ir al cruce e imponerse por puro físico, incluso se podía ver en Sidnei a un central con descaro y capacidad para romper líneas en base a su conducción y potencia en salida.

6’5 millones es una cifra importante para un club que debe contar cada céntimo invertido, ese dinero correspondía al pase del 70% del jugador por lo que la operación final fue incluso más trascendental para las arcas del club al rondar los 10 millones de euros. La apuesta del Deportivo era fuerte y le salió cruz, tras su renovación el nivel de Sidnei comenzó a decaer y las muestras de ese central imponente empezaron a desaparecer, preocupaba su escasa concentración en la marca, su incapacidad para defender centros laterales o su poca efectividad cuando el equipo defendía sin espacios y se necesitaba un alto nivel de atención. Ante el horizonte del aficionado coruñés comenzaron a vislumbrar dudas sobre su compromiso y profesionalidad reunidos a unas salidas nocturnas demasiado habituales que no hacían más que avivar el fuego que se comenzaba a formar en torno a su figura. El caso de Sidnei en cuanto a rendimiento recordaba al de Pedro Mosquera, un jugador vital para el club que tras ser renovado siendo una apuesta importante acabó reduciendo su rendimiento hasta cotas inimaginables.

La sombra de Sidnei comenzó a ser demasiado grande para una parroquia de aficionados que ya perdía la esperanza en recuperar la mejor versión del brasileño, entre los deportivistas ya había calado la opinión de que se trataba de un central con unas condiciones para ser importante en primera división pero con una apatía y desinterés preocupante hacia el fútbol, daba la sensación de que lo que menos le preocupaba al jugador era su rendimiento deportivo. Tras el descenso la continuidad de Sidnei se antojaba complicada y todo hacía indicar que lo mejor para ambas partes era buscar una salida y liberar una ficha demasiado alta para la segunda división; es en ese momento cuando el Krasnodar entra en escena y parece arrojar algo de luz en el caso Sidnei con una oferta que devolvería gran parte de lo invertido en el brasileño, desde Rusia llegaba un trato de 6’5 millones de euros por el central y el acuerdo no tardó en cerrarse. Todo acordado y Sidnei con las maletas hechas rumbo a la fría Krasnodar, el propio club ruso hizo oficial el traspaso mediante sus redes sociales pero sorpresivamente el acuerdo se cayó en el último momento. El motivo, un Sidnei que volvía a demostrar falta de compromiso y una actitud cuanto menos reprochable. El jugador llegó a Rusia y tras tener el traspaso totalmente acordado pidió un mayor salario, la directiva rusa no accedió a las exigencias de última hora y la oportunidad de mercado para el club coruñés se esfumó debido a las cuestionables pretensiones del otrora idolatro defensor.

Tras toda esta problemática y con una situación enrarecida en Coruña con una afición molesta por las continuas salidas nocturnas del jugador, apareció el Betis de Lorenzo Serra Ferrer con una propuesta inferior a la del Krasnodar (3’5 millones) pero mostrándose como una opción para desbloquear su salida y minimizar unas pérdidas que ya comenzaban a preocupar en la directiva coruñesa; después de la falsa alarma de Sidnei con el conjunto ruso al fin llegaba una salida definitiva que daba como punto y final de una forma gris a una de las mayores apuestas del Deportivo en los últimos años, una apuesta que se volvió en contra del propio club y terminó por decepcionar a casi toda la afición deportivista.

Es ahora donde Sidnei debe demostrar su hambre y qué clase de jugador es, llega a un escenario idóneo para sus condiciones y a un conjunto con un ambiente sobresaliente, un juego atractivo y un entrenador como Quique Setién que se ha convertido por méritos propios en uno de los técnicos más respetados del país. A priori la competencia es dura, gente como Marc Bartra, Mandi o Feddal no le pondrán las cosas fáciles al brasileño pero las características de Sidnei se amoldan totalmente a la propuesta del Betis, dónde el brasileño puede brillar con espacio a sus espaldas y un equipo que toma la pelota como principal propuesta de estilo. Por condiciones Sidnei es un jugador que puede sorprender y convertir esos 3’5 millones en una apuesta más que positiva, es un central que tiene todos los argumentos para ser importante en un club como el Betis pero las dudas giran en torno a su cabeza y compromiso. Solo será un gran fichaje para Setién si el propio Sidnei quiere serlo, la pelota está en su cancha y en sus propias manos tendrá la decisión de demostrar si esto del fútbol para él solo es una vía para mantener un estilo de vida de alto standing o si por el contrario es ese central físico e imponente que mostró ser años atrás.

viernes, 30 de marzo de 2018

Jann-Fiete Arp y la caída a los infiernos

Hamburgo es sinónimo de historia del fútbol alemán, la ciudad que vio reinar a Kevin Keegan es una de las protagonistas del país germánico por méritos propios pero esa grandeza se ha visto disuelta en los últimos años, dando como resultado un club a la deriva que comienza a vislumbrar el descenso, un hecho que sería catastrófico para el único conjunto que ha disputado todas las temporadas de la Bundesliga desde su creación en el año 1963.


En las paredes del Imtech Arena luce orgulloso un reloj que marca el tiempo que el club bávaro lleva compitiendo en la máxima división, un reloj que comienza a dar síntomas de que esta temporada se parará por primera vez en su historia, una desgracia sin precedentes que puede marcar un antes y un después en la historia del conjunto dirigido por Bernd Hollerbach, la crispación entre los aficionados es latente, los ánimos están por los suelos y el enfado con dirigentes, cuerpo técnico y jugadores es una realidad que presiona y exige resultados. "Antes de que se pare el reloj, os cazaremos por la ciudad" fue la amenazadora pancarta que los hinchas del Hamburgo mostraron a sus jugadores durante el desarrollo de uno de sus últimos partidos, un mensaje claro y directo que muestra a los suyos que se encuentran ante la situación más delicada de su historia, no es para menos, el conjunto de Hollerbach se encuentra en la última posición a siete puntos del play-off por la salvación.

Entre tantas sombras, comienzan a irrumpir en Hamburgo unos pequeños rayos de esperanza y optimismo de cara al futuro, parece complicado conseguir encontrar notas positivas en la temporada del club norteño pero la irrupción de Jann-Fiete Arp invita a pensar que no todo está perdido. El delantero centro ha asomado la cabeza en el primer equipo dispuesto a demostrar que el calificativo de ser uno de los mayores talentos juveniles del fútbol alemán no se le queda corto, con solo 17 años debutó frente al Werder Bremen disputando un único minuto, tres semanas después volvería a saltar al campo frente al Hertha de Berlín logrando perforar la portería. Tras ello, a la semana siguiente se estrenó como titular frente al Stuttgart y volvería a marcar, un buen gol que colaboró en una importante victoria frente al equipo de la Mercedes. Se desataba la locura en Hamburgo en torno a la figura de Arp, un chico de 17 años comenzaba a ser observado como el posible salvador del gigante alemán.

Desde entonces el joven delantero alemán no ha vuelto a ver portería, a sus 18 años recién cumplidos parece demasiada responsabilidad cargarle con el peso de la salvación de un histórico europeo pero no debemos engañarnos, el más que probable descenso del Hamburgo no debe tapar la proyección y cualidades de uno de los mejores goleadores que ha visto el fútbol europeo juvenil en los últimos años. No es para menos, 7 goles en 5 partidos en el pasado Europeo Sub'17 o 5 goles en 5 partidos en el Mundial Sub'17 celebrado en India lo impulsan a uno de los lugares más destacables entre los goleadores juveniles, más allá de eso, sus cifras con las categorías inferiores del Hamburgo siempre han sido escandalosas, personalmente lo he podido ver jugar por primera vez en el Europeo Sub'17 y me convenció totalmente de que se trata de un 9 con una capacidad goleadora y habilidad para definir con un potencial para convertirlo en un futuro jugador de primer nivel.

Llamado a ser el futuro del Hamburgo, Arp destaca por ser un delantero rematador, un nueve con un especial idilio con el gol que centra sus virtudes en el juego de área, corpulento pero habilidoso a la hora de realizar movimientos de cadera y giro, su 1'87cm de altura le proporcionan una corpulencia de la que sabe sacar provecho a la hora de ganar la posición y buscar el remate. En Alemania comparan su juego con el de Harry Kane, y lo cierto es que las similitudes en las características de ambos son bastantes. Arp tiene ciertas carencias para relacionarse con sus compañeros cuando se encuentra alejado del área, dista de ser el prototipo de nueve moderno, estamos ante el primer goleador de la Bundesliga nacido en el siglo XXI pero se maneja con un perfil de delantero centro más clásico, más cercano a los Rudi Völler o Gerd Müller que a los Timo Werner o demás jugadores del estilo que están floreciendo actualmente.

Más allá de sus cualidades futbolísticas, Jann-Fiete Arp ha demostrado ser un jugador con la cabeza bien asentada, sus actuaciones han llamado la atención de diversos gigantes del fútbol europeo pero el joven delantero tiene claro que no es el momento de salir y lo mejor para su carrera es crecer en el equipo de su vida. Ante un interés del Chelsea, Arp llegó a declarar que no tendría sentido abandonar Hamburgo con 17 años y que el dinero no lo era todo, parece que el alemán tiene claro que para crecer como futbolista debe ir escalando poco a poco y dando pasos firmes pero seguros, para ello, no hay mejor lugar que el club de toda su vida.

Con el más que posible descenso del Hamburgo, parece obvio que Arp se convertirá en una de las piedras angulares del club norteño en la segunda división alemana, puede ser bastante presión para un jugador de 18 años pero sus condiciones hacen presagiar que su nombre será uno de los responsables de intentar devolver al Hamburgo a la Bundesliga y sacarlo del infierno al que parece abocado a caer. Los Dinosaurier deben realizar una limpia y comenzar un proyecto sostenible con gente de la casa y jugadores comprometidos, junto a él jóvenes sin demasiado protagonismo como Bakery Jatta, Tatsuya Ito, Vasilije Janijicic, Luca Waldschmidt o Rick Van Drongelen (central holandés bastante interesante que puede actuar de lateral izquierdo, fichado el pasado verano al Sparta de Rotterdam y que si no sale traspasado debería convertirse en otro hombre clave) deberían dar un paso al frente y ocupar puestos en la plantilla, ya sea en lugares clave como Arp o Van Drongelen o convertidos en opciones de rotación con oportunidades para demostrar su valía. Otro nombre que debería comenzar a gozar de cierto protagonismo es el de Josha Vagnoman, canterano del Hamburgo que fue compañero de Arp en el Mundial Sub'17 celebrado en la India y que recientemente debutó como lateral derecho en la goleada por 6-0 frente al Bayern de Münich; pero que también puede desempeñarse en el lateral izquierdo, como viene haciendo en la Sub'17 alemana. Otro proyecto de lateral, pero a mayor largo plazo, es el de Lenny Borges, otro de los jóvenes interesantes surgidos en la cantera del Hamburgo y llamado a ser un jugador a cuidar, pero todavía parece demasiado pronto para él en cuanto a objetivos del primer equipo se refiere.

Arp y Hamburgo son dos proyectos necesitados y dispuestos a entenderse, ambos se necesitan para progresar y devolver a un histórico al lugar que se merece, este verano será una prueba de fuego para los intereses de los norteños y una muestra de ambición por volver a la Bundesliga, se espera una gran cantidad de propuestas por el joven goleador pero en sus posibilidades por retener al mayor talento que han generado en muchos años pasan sus esperanzas por encontrar a un líder precoz con capacidad para devolver la ilusión a una afición desencantada y encontrar a un símbolo que ya ha dicho "no" en diversas ocasiones al dinero por seguir creciendo en el club de sus amores. Entre tanta pesadilla puede llegar el momento de Arp y el inicio de una historia de amor en Hamburgo.

viernes, 16 de febrero de 2018

Jonathan Viera y la enésima ruptura romántica

Cuando hablamos de fidelidad a unos colores se nos vienen a la cabeza nombres como los de Francesco Totti, Ryan Giggs, Paul Scholes o Paolo Maldini, todos ellos jugadores que forman parte de la famosa lista de "one club men", hombres que dedicaron su carrera a un escudo y no conocen lo que es defender otra disciplina diferente a las que les vio nacer como profesionales, lo que les convierte en jugadores idolatrados en sus respectivas ciudades. 
Todos ellos tienen un mérito considerable y loable, gente con unos valores de club inmensos pero de los que no debemos olvidar que resultaron fieles a escudos que representaban a algunos de los clubes más imponentes del planeta, es por ello que cuando hablamos de fidelidad hacia un escudo mi mente suele apuntar por encima de todos ellos hacia un nombre, un único jugador con capacidad para triunfar en cualquier lugar del mundo pero que prefirió dedicarse en cuerpo y alma al modesto club que le vio nacer: Matt Le Tissier. 



Para algunos un ejemplo de falta de ambición, para otros un ejemplo de compromiso y fidelidad pocas veces visto. Personalmente lo considero el ejemplo perfecto de jugador que renunció a la gloria del fútbol de máximo nivel por triunfar y convertirse en ídolo del club de sus amores, el Southampton. Es el exponente de pasión por un club, ese mirlo blanco tan extraño de observar en nuestro fútbol actual, un fútbol dominado por las grandes élites que cada vez se encuentra más alejado de lo realmente importante, el aficionado.

Este fútbol comercializado hasta el máximo extremo ha provocado en los jugadores un desapego hacia sus clubes que cada vez resulta más preocupante, hoy en día ya es algo totalmente usual ver como chavales de 16 años abandonan sus casas y clubes para probar suerte en el gigante de turno, equipos elitistas que acaban provocando que gran parte de ellos se conviertan en juguetes rotos, adolescentes con sueños de grandeza que olvidan que son niños en proceso de aprendizaje y que no han asentado unas bases necesarias para dar el salto hacia el máximo nivel.

Dentro de este fútbol moderno lleno de controversia nos encontramos con el éxodo de futbolistas de máximo nivel a la liga china, una competición con poco atractivo competitivo pero con un poderío económico difícilmente igualable por la gran mayoría de conjuntos del viejo continente. Los casos de jugadores que se dejaron seducir por el dinero chino y pusieron rumbo a Asia son ya casi incontables. Los Tevez, Hulk, Paulinho, Jackson Martínez, Ramires o Óscar son solo algunos de los ya cuantiosos casos de futbolistas que emprendieron la aventura china en busca de engrosar sus cuentas bancarias en lugar de mantenerse en lo alto de la ola del mundo competitivo, algo que es totalmente aceptable y que debemos asumir en estos días en los que las palabras fútbol y mercado van de la mano.

Es aquí donde llegamos al caso de Jonathan Viera, un canterano canario que tras destacar en Las Palmas y convertirse en referencia del conjunto amarillo acabó probando fortuna en Valencia, Rayo Vallecano y Standard de Lieja. Su carrera parecía encontrarse lejos de lo que prometía, alejado de la titularidad en el conjunto ché y apartado de los focos en Bélgica acabó regresando a las islas para hacerlo por la puerta grande, erigiéndose de nuevo como máxima referencia de un club caracterizado por cuidar a la gente de la casa.

Esta historia de amor entre Viera y la UD Las Palmas comenzó a complicarse esta misma temporada, con el conjunto canario sumido en una situación deportiva delicada y viéndose metido de lleno en la pelea por la salvación. Entre tantas sombras que sobrevolaban el panorama de las islas, Jonathan Viera era una de las pocas luces del conjunto dirigido por Paco Jeméz, el mediapunta asumió la responsabilidad y no le pesó a la hora de convertirse en el foco del equipo y el hombre en torno al cual giraba todo el peso ofensivo y creativo del fútbol canario. A grandes rasgos, se podría decir que Viera era a la UD lo que Le Tissier al Southampton.

Pero esta historia de lucha y sacrificio por mantener la categoría liderada por un hombre de la casa acaba de sufrir un giro radical en los últimos días, de nuevo el fútbol moderno y los billetes chinos parecen dispuestos a romper un vínculo emocional y una pieza clave para el futuro de Las Palmas, el Beiging Guan se ha entrometido en los planes de Paco Jémez y parece dispuesto a llevarse a su gran estandarte a cambio de una cantidad cercana a los 25 millones de euros. Distintos medios apuntan que es cuestión de horas que el traspaso se haga oficial, lo que se convertiría en un mazazo gigantesco para los intereses deportivos del conjunto canario y una merma considerable en sus aspiraciones por mantener la categoría.

15 millones de euros en tres temporadas, esa es la cantidad que el fútbol chino le ha puesto encima de la mesa a un Jonathan Viera que asegura que debe pensar en su familia y que afirma que ahora mismo su cabeza es un lío. La marcha de Jonathan Viera al fútbol chino es tan comprensible desde el punto de vista de un jugador profesional que se asegura un futuro resuelto como desde la visión de un aficionado que ve como su referente abandona el barco en el momento más delicado, cuando su club de toda la vida hace aguas y amenaza con hundirse, el momento en el que más necesitan que su capitán achique agua junto a sus compañeros con el propósito de salvar al equipo de su tierra.

En todos los aspectos va a ser una decisión complicada y discutible, se entiende que un jugador de 29 años se aferre a un último gran contrato y no se arriesgue a perder la oportunidad pero también se debe comprender el romanticismo del aficionado que se siente traicionado. Ver a un chico de la casa abandonar el club en mitad de una temporada crítica, más cuando se trata de tu principal jugador, es un plato frío para todos los aficionados de Las Palmas, un episodio más de este fútbol moderno que complica la comunión entre grada y futbolistas y que enfría las pasiones por miedo a verlas cortadas de raíz.
Todo esto provoca que por desgracia cada vez nos quede más claro que el romanticismo brilla por su ausencia en el fútbol de hoy en día, nos tenemos que acostumbrar a que la mayoría de jugadores sean tratados como simple "mercancía", profesionales sin ningún tipo de vinculación con su afición y que ejercen dignamente su papel de profesionales alejándose del de héroes locales.

Jonathan Viera se encuentra en una encrucijada, dejarse seducir por el dinero chino o aceptar su rol de héroe local e intentar contribuir con su fantástico fútbol a la salvación del club que le vio crecer. Yo, un soñador con esperanzas de no perder del todo esa comunión entre futbolistas y aficionados, espero que el bueno de Viera sepa valorar lo que significa ser un referente e ídolo absoluto en su propia ciudad y lo que representa abandonar el barco en mitad de uno de los años más complicados para su entidad. De lo contrario, siempre le puede preguntar al bueno de Matt.

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