El pasado domingo se vivió una escena bastante particular en el derbi de la Madonnina. La mano de Adriano en uno de los goles que consiguió el Inter en su victoria frente a su clásico rival, el AC Milan, dividió las aguas en la opinión pública italiana. Y mucho más cuando el comité arbitral no decidió aplicarle una sanción de oficio al delantero brasileño por la colaboración inestimable de su brazo derecho en la apertura del marcador. Se abre una nueva polémica a partir de este tanto. Una interminable discusión con respecto a un reglamento que ofrece varias lecturas.
Como se ha señalado, se abre una nueva polémica, pero que ya tuvo sus momentos de discusión en años anteriores. Todo parte de una pregunta fundamental: ¿Cómo hacer para determinar si el impacto del balón en una zona no permitida como lo es el brazo o la mano es intencional o no? Es que esta es la duda principal en cualquier tipo de acciones. Hay algunos casos en donde la voluntariedad es inapelable. Allí aparecen goles como el de Maradona a Inglaterra durante el Mundial 86 o el que anotó Messi frente al Espanyol. Pero el caso de la mano de Adriano parece ser diferente. O al menos a primera vista.
El balón llega hacia la zona de gol, Adriano demuestra voluntad de golpear el balón con su cabeza y éste parece salir defectuoso, justo tocando su brazo derecho y desviando la trayectoria del esférico hacia la línea de sentencia. No parece haber intención de sacar ventaja, sino que todo indica que fue un caso fortuito. Pero, ¿Por qué los jugadores saltan con sus brazos de forma que el impacto se pueda efectivizar?
Tiempo atrás, los colegiados solían pitar infracción cada vez que la pelota tocara la mano y ellos lo advirtieran, sin juzgar lo que el jugador intentó hacer con su extremidad. Como contrapartida, hay que decir que muchos futbolistas detenían balones con su zona prohibida, evitando incluso goles, porque el reglamento no establecía que tenían que recibir una tarjeta roja por impedir una oportunidad manifiesta de gol. Esa tendencia se ha ido desplazando cada vez más hacia un referato interpretativo, que no se rige por el hecho en sí sino además por la intencionalidad, fomentando a su vez la fluidez del juego. Aunque, cada vez que sucede algo como acontecido en el derbi milanés, la polémica vuelve a abrirse inevitablemente. ¿Habrá que retornar a la vieja escuela arbitral, menos permisiva en este tipo de situaciones, o seguir juzgando intencionalidades aunque se cometan errores?
ste tio con lo bueno,que era y lo ta cagando todo...
ResponderEliminarpuf