El Liverpool de Roy Hodgson dejó escapar la oportunidad de certificar su mejoría al caer en White Hart Lane en un partido que le había sido favorable hasta después del descanso y que, en mi opinión, se debió llevar al ser mejor equipo que los Spurs en el cómputo general. Dos fallos defensivos, un gol en propia puerta de Skrtel, jugador que había adelantado poco antes a los Reds, y un regalo de Kyrgiakos a Lennon, condenaron a un Liverpool que se marchó de la capital con el mal sabor de boca de la derrota y de no poder demostrar que algo han mejorado con respecto al comienzo de temporada.
White Hart Lane es un estadio que en los últimos años no se le ha dado bien al bando Red. Para recordar su última victoria en territorio de los Spurs tenemos que remontarnos hasta mayo de 2008. Además, el comienzo de temporada tan desastroso de los Hodgson no era nada esperanzador, aunque el Tottenham ha sido bastante irregular en las últimas jornadas y eso daba alas a un Liverpool que afrontó con muy buena cara el partido. Sin Gerrad pero con un espectacular Raúl Meireles, de los mejorcito de los Reds este curso, llegaron las primera oportunidades del partido sobre la portería de Heurelho Gomes. Maxi y Torres se asociaron a la perfección, pero ninguno estuvo fino de cara a portería, sobre todo el argentino, quien tuvo dos grandes ocasiones durante el encuentro.
Tuvo que ser Skrtel el que modificara el marcador inicial con un gol justo antes del descanso. Las cosas pintaban bien para los Reds, ya que el Tottenham tuvo que hacer dos cambios en la primera parte por las lesiones de Van der Vaart y Kaboul, jugadores más que importantes para Redknapp. Tras la pausa, los Spurs pudieron haber encontrado el empate si Defoe llega a materializar la pena máxima por una inexplicable mano de Ngog, pero su disparo se marchó fuera. Aún así, Skrtel quiso seguir siendo protagonista y marcó un gol en propia puerta en el 65, lo que dejaba el partido completamente abierto. Ya en el tiempo de descuento, Lennon aprovechó un regalo de Kyrgiakos, quien sustituyo al lesionado Carragher (estará en el dique seco hasta el nuevo año), para matar el partido.
Tres puntos vitales para un Tottenham que se coloca quinto, mientras que el Liverpool se mantiene en el ecuador de la tabla. Los Reds deberán pensar en la guerra que le dieron a los Spurs y centrarse en su apuesta por la Europa League, en donde se medirá el jueves al Steaua de Bucarest rumano, certificando su pase a los dieciseisavos de final como primero de grupo si consigue la victoria.
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